viernes, 27 de febrero de 2015

VEAMOS

Somos humanos. Íntegramente observadores.
Por que cuando estamos ansiosos decimos “no veo la hora”. O cuando damos nuestra opinion decimos 'yo lo veo así' o el típico 'desde mi punto de vista..'. Incluso hasta cuando hablamos del futuro comentamos un 'como me ves en unos años?'.
Vivimos mirando. Y para aquello que no podemos ver… necesitamos otra mirada. Una super visión.
Creemos conocer a alguien por lo que vemos. 
Confiamos sólo en lo que vemos. Y lo que vemos es apenas una ínfima parte de la realidad…
Por algo cerramos los ojos cuando besamos, abrazamos o hasta cuando hacemos el amor… es porque así vemos más. Vemos un poco mejor.
Se supone que la mirada de un supervisor, de un jefe, o de nuestros padres, ve más… porque ve, en simultáneo, lo que alguien mira, y al que nos esta mirando.
Mirar es, también, dejarse ver…
Sólo cuando podemos ver, pensar y sentir como el otro, podríamos llegar a decir que conocemos al otro.
La pregunta es como soy.
Quizás seamos un poco como nos ven, un poco como nos vemos… y un poco como nadie nos ve.
Los creyentes dicen que sólo Dios nos ve tal cual somos.
Pero, en mi punto de vista, y por lo poco que percibo, no podemos conocer a fondo a las personas porque vemos casi nada.
Estamos muy interesados en aquello que vemos. 
Pero lo más importante, es todo aquello que no podemos ver.


miércoles, 18 de febrero de 2015

Tormentas

Adentro, muy adentro de mi, hay alguien que me dice que soy fuerte. Que duele, pero se puede. Me encantaría poder entender un poco mejor mi cabeza, me encantaría lograr solucionar cada derrame emocional sola. Pero la cabeza es el motor mas grande y puede llegar a crear sensaciones inexistentes en el cuerpo humano.
Momentos en los cuales es muy difícil salir a flote, por que tenes el estomago comprimido, la traquea cerrada y un cuarto de la saliva total en la boca. Es el momento en el cual por el único lugar que se efectúa una acción es por los ojos. Que es allí donde sale una especie de batido salado, lleno de angustia y miedos, de tristeza y una pizca de rencor. Que nos recorre los cachetes en forma de cascada y nos ayuda un poquito mas por dentro a pedir a gritos 'ayuda', pero en silencio. 
Y empezamos a surfear en el mundo de las ideas y los pensamientos. Que, al fin y al cabo, es lo que mas priorizamos. Por que salimos al mundo y la realidad nos azota tan fuerte, que preferentemente, nos quedamos en nuestro pequeño eterno problema que durara un par de horas. Pero que cuando llega el momento de apoyar la cabeza en la almohada, nos damos cuenta que las peores tormentas se crean en uno mismo, en tu mente, en tu cabeza.