Y aunque el paso de los años puede ser injusto con el cuerpo, sigue habiendo increíbles ventajas que logro disfrutar. Ya no me resulta incomodo equivocarme o decir algo fuera de lugar. Si me equivoco lo corrijo y listo. Y paso. Por que al fin y al cabo tengo un redoblante en la cabeza repitiendo el error. Y eso de a poco nos desmorona.
Ya no vivo la vida bicolor, se fue llenando de matices. Ya no hay tanto blanco y negro y encuentro muchos grises. Y una gama de colores que cada vez brillan mas.
Las cosas que me duelen empiezan a ser menos, quizás los recortes personales llevan a desvalorar relaciones. Pero las pasiones y el énfasis en ciertas cosas, a veces, traen dolores mas profundos, más certeros.
Ya no me decepciono tanto porque espero menos. Me considero imperfecta pero convencida de dar lo mejor que tengo con todas mis fuerzas. Aunque no siempre todo sale como quiero, pero aprendí a buscar luz en situaciones turbulentas.
Quizá no sea lo que en otra época soñé ser, pero ya no soy la de otra época. Quizá no sea lo que otros esperan, pero a esta altura del recorrido y con una mano en el corazón me hace feliz ser asi. Lo que yo quiero. Y juro que es la mejor versión de mi.
